Os traigo la receta del mejor aperitivo que existe para compartir con vuestros amigos y familia un fin de semana festivo como este. Vamos a hablar de las papas. Un alimento de primera necesidad en todas las casas que vino a España varios años tras el descubrimiento de América procedente de la zona de los Andes. Uno de esos frutos que son historia viviente y que han calado hondo incluso en el lenguaje (bien se dice "donde no hay mata, no hay patata").
La patata es un tubérculo por lo que es un alimento muy rico en almidón (glucosa) (no olvidemos que son las reservas de la planta), y por lo tanto muy energético (seamos francos: engordan, así que no os pongáis hasta las cejas de papas bravas, compartidlas :P)
Personalmente, las patatas me parecen una delicia, y nos salvan la situación en más de una ocasión, gracias a que gustan a todo el mundo (son como el anuncio de coca cola: para los niños, para los grandes, para los altos, para los bajos...) y son muy versátiles permitiéndonos preparar de forma bastante rápida y sencilla distintas comidas. Además, siempre las tenemos disponibles ya que ¿quién no tiene patatas en casa?
Esta es la receta de las bravas que he aprendido de mi mamá, con la que mi chico flipó la primera vez que las preparé, y que hoy comparto con vosotros para que podáis disfrutarla con los vuestros tanto como yo. Si no sabes que llevar a una cena de amigos y eres torpe en la cocina (o no) con unos platos de bravas triunfarás y se chuparán los dedos. Eso sí, hay que reconocer que las bravas mejor recién hechas, pierden mucho frías o recalentadas.
Vamos allá!!
¿Qué necesitamos?
PATATAS ¿Cuántas? yo suelo calcular un par de patatas de tamaño mediano por cada persona.
Preparación:
Ponemos a hervir una cazuela con agua. Cuando esté en ebullición echamos las patatas con cuidado de que no queden muy pretas en la cazuela porque si no, no se cocinan bien. A lo mejor tienes que hacer varias tandas o poner varias cazuelas a hervir a la vez según cuántos seáis.
Yo no controlo tiempo. Lo que hago es que pasados unos 10 minutos de cocción empiezo a controlar si se han cocinado las patatas pinchándolas periódicamente con un cuchillo sin sierra.
Cuando las patatas están blandas al pinchar y no se quedan clavadas al cuchillo y resbalan, están listas para sacarlas de la cazuela.
Cuando estén cocidas, las pasaremos por agua fría (para no quemarnos los dedos al pelarlas). Para quitarles la piel, haremos unas incisiones con el cuchillo y tiraremos de la piel con los dedos. Por lo general, si han cocido bien la piel sale fácilmente.
Una vez peladas vamos a cortarlas. A mí me gusta que los trozos sean irregulares, así que lo que hago es meter el cuchillo y sin terminar de hacer corte limpio irle arrancando trozos a la patata. Podéis cortarlas también en rodajas gruesas o en cubos.
Ahora las freímos. En sartén o freidora, quedan igual de bien. Sabemos que están listas cuando los bortes estén doraditos.
Servimos en platos con las salsas que queramos. Lo típico es poner una salsa suave con otra picante para mezclarlas entre sí. Por ejemplo, mayonesa como salsa suave y preparar un tomate frito con pimentón picante o tabasco para la salsa picante. O una salsa de ajo y tomate frito... Eso lo dejo a vuestro gusto.
A disfrutar del aperitivo!!!